martes, 27 de agosto de 2013

Bombardearan Siria

Justificando lo injustificable Diana Johnstone CounterPunch Traducido para Rebelión por Germán Leyens PARIS – Los liberales belicistas buscan a tientas un pretexto que puedan calificar de “legal” para librar la guerra contra Siria, y han sacado a colación la “guerra de Kosovo” de 1999. No es algo sorprendente en la medida de que un propósito primordial de ese desenfrenado bombardeo de 78 días de EE.UU./OTAN siempre fue sentar un precedente para más guerras semejantes. El pretexto de “salvar a los kosovares” de un “genocidio” imaginario fue tan falso como el pretexto de las “armas de destrucción masiva” para la guerra contra Iraq, pero la falsedad ha sido mucho más exitosa con el público en general. Por ello, Kosovo retiene su utilidad en el arsenal propagandístico. El 24 de agosto, el New York Times informó que asistentes de seguridad del presidente Obama “estudian la guerra aérea de la OTAN en Kosovo como un posible modelo para actuar sin mandato de las Naciones Unidas”. (A propósito, la “guerra aérea” no fue en Kosovo, sino afectó a todo lo que era entonces Yugoslavia, destruyendo sobre todo la infraestructura civil de Serbia y sembrando también la destrucción en Montenegro.) El viernes, Obama admitió que ir y atacar a otro país “sin un mandato de la ONU y sin una evidencia clara” planteaba problemas en términos del derecho internacional. Según el New York Times, “Kosovo es un precedente obvio para el señor Obama porque, como en Siria, se mataba a civiles y Rusia tenía antiguos lazos con las autoridades gubernamentales acusadas de los abusos. En 1999, el presidente Bill Clinton utilizó el apoyo de la OTAN y la justificación de proteger a una población vulnerable para justificar 78 días de ataques aéreos”. “Es ir demasiado lejos decir que estamos preparando justificaciones legales para una acción, considerando que el presidente no ha tomado una decisión”, dijo un alto funcionario del gobierno, quien habló bajo condición de anonimato para discutir las deliberaciones. “Pero Kosovo, por supuesto, es un precedente de algo que tal vez sea similar”. Ivo H. Daalder, ex embajador de EE.UU. ante la OTAN, sugiere que el gobierno podría argumentar que el uso de armas químicas en Siria representa una grave emergencia humanitaria, tal como el gobierno de Clinton argumentó en 1999 que “una grave emergencia humanitaria” presentó a la “comunidad internacional la responsabilidad de actuar”. Esto representa legalidad creativa digna del Estado Canalla número uno del planeta. Una guerra ilegal como precedente para más guerras La guerra de EE.UU./OTAN contra Yugoslavia, que utilizó fuerza unilateral para destrozar un Estado soberano, separando la histórica provincia serbia de Kosovo y transformándola en un satélite de EE.UU., fue una clara violación del derecho internacional. En mayo de 2000, la distinguida autoridad británica sobre derecho internacional, Sir Ian Brownlie (1936-2010), presentó un Memorando de 16.000 palabras, evaluando el estatus legal de la guerra, para el Comité Selecto sobre Asuntos Exteriores del Parlamento británico. Brownlie recordó que las provisiones cruciales de la Carta de las Naciones Unidas estipulan de modo bastante claro que “Todos los Miembros se abstendrán en sus relaciones internacionales de la amenaza o el uso de fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o de cualquier otra manera inconsistente con los Propósitos de las Naciones Unidas”. Brownlie agregó que el supuesto derecho de utilizar la fuerza con propósitos humanitarios no era compatible con la Carta de la ONU. Durante la década pasada, las potencias occidentales han inventado y promovido un “derecho a proteger” (R2P) teórico en un esfuerzo por soslayar la Carta de la ONU a fin de allanar el camino para guerras cuyo objetivo final es el cambio de régimen. El uso de R2P para derrocar a Gadafi en Libia delató la realidad, asegurando la oposición rusa y china a cualquier futura maniobra semejante en el Consejo de Seguridad de la ONU. Respecto a la guerra de Kosovo, el profesor Brownlie llegó a las siguientes principales conclusiones en su Memorando: - La justificación primordial para el bombardeo de Yugoslavia fue siempre la imposición de los planes de la OTAN para el futuro de Kosovo. La campaña de bombardeo fue planificada en este contexto en agosto de 1998. - Los planes de masivos ataques aéreos fueron hechos en el mismo contexto y fueron divulgados por primera vez en octubre de 1998. Ni el propósito de los ataques aéreos ni su implementación tuvieron que ver con los eventos en el terreno en Kosovo en marzo de 1999. - La causa de los ataques aéreos fue bastante simple: ya que Yugoslavia no había cedido ante las amenazas, éstas tenían que ser implementadas. - La base legal de la acción, tal como fue presentada por el Reino Unido y otros Estados de la OTAN, no fue articulada adecuadamente en ningún momento. - Una intervención humanitaria, la justificación presentada tardíamente por los Estados de la OTAN no figura ni en la Carta de las Naciones Unidas ni en el derecho internacional consuetudinario. - Si se hubiera pensado que los Miembros de Permanentes del Consejo de Seguridad reconocerían la necesidad de una acción humanitaria, no cabe duda que se habría tratado de obtener una resolución. - Las intenciones de EE.UU. y del Reino Unido incluían la destitución del Gobierno de Yugoslavia. Es imposible reconciliar propósitos semejantes con una intervención humanitaria. - Parece difícil reconciliar la afirmación de estar actuando por motivos humanitarios con la cantidad desproporcionada de violencia involucrada en el uso de munición pesada y misiles. Las armas tenían amplios efectos explosivos y los misiles tenían un elemento incendiario. Una gran parte de los objetivos estaba en ciudades y pueblos. Muchas de las víctimas eran mujeres y niños. Después de siete semanas de bombardeo hubo por lo menos 1.200 civiles muertos y 4.500 heridos. - A pesar de las referencias a la necesidad de encontrar una solución pacífica en las Resoluciones del Consejo de Seguridad, las declaraciones públicas de la Sra. Albright, el Sr. Cook, el Sr. Holbrooke, y otros, y las reiteradas amenazas de masivos ataques aéreos, dejan muy en claro que no se preveía ninguna diplomacia normal. El “tratamiento Kosovo” Como sinopsis final, Brownlie escribió una nota profética sobre el futuro uso del “tratamiento Kosovo”: “El autor tiene contactos con una gran cantidad de diplomáticos y abogados de diferentes nacionalidades. La reacción a la campaña de bombardeo de la OTAN fuera de Europa y Norteamérica ha sido generalmente hostil. La mayoría de los Estados tienen problemas de separatismo y podrían, sobre una base selectiva, ser objetivos de la ‘gestión de crisis’ occidental. La selección de crisis para el ‘tratamiento Kosovo’ dependerá de la agenda geopolítica y colateral. Sobre esta base, y no una agenda humanitaria, Yugoslavia ha sido seleccionada para la fragmentación sobre una base racial, lo que no es el caso respecto a Rusia e Indonesia.” Agregó: “La intervención por la fuerza para servir objetivos humanitarios es una afirmación que solo está a la disposición de Estados poderosos para utilizarla contra los menos poderosos. La suerte de Yugoslavia ha causado considerable daño a la causa de la no proliferación de las armas de destrucción masiva.” El Memorando Brownlie al Parlamento británico es la evaluación más exhaustiva del estatus legal de la Guerra de Kosovo. Es bastante notable que los liberales belicistas que rodean a Obama hablen de utilizar esa guerra como un “precedente legal” para una nueva guerra contra Siria. Esto equivale a decir que un crimen cometido una vez se convierte en un “precedente” para justificar que se vuelta a cometer ese crimen. ¿Cuántas veces se puede engañar a la mayoría de la gente? Si se entiende correctamente, la guerra de Kosovo fue ciertamente un precedente que debe servir de señal de advertencia. ¿Cuántas veces puede utilizar EE.UU. una falsa alarma para comenzar una guerra agresiva? Un “genocidio” inexistente en Kosovo y Libia, armas de destrucción masiva inexistentes en Iraq, y ahora lo que gran parte del mundo considera como un ataque de armas químicas de “bandera falsa” en Siria. EE.UU. anuncia habitualmente la presencia del casus belli deseado, descartando las demandas de una evidencia concreta. En Kosovo, EE.UU. obtuvo el retiro de los observadores internacionales que podrían haber testificado si existía o no evidencia de “genocidio” de kosovares. Las acusaciones aumentaron durante la guerra, y cuando, posteriormente, no se encontró ninguna evidencia de semejantes asesinatos masivos, el asunto fue olvidado. En Iraq, nunca existió alguna prueba de armas de destrucción masiva, pero EE.UU. siguió adelante e invadió. En Libia, el pretexto para la guerra fue una declaración citada en forma incorrecta en la que Gadafi habría amenazado con una “masacre de civiles” en Bengasi. Fue denunciada como una falsedad pero, de nuevo, la OTAN bombardeó, el régimen fue derrocado, y el pretexto cayó en el olvido. El domingo, precisamente cuando el gobierno sirio anunció su disposición a permitir la investigación por inspectores internacionales de afirmaciones sobre el uso de armas químicas, la Casa Blanca respondió: “¡demasiado tarde!” Un alto funcionario del gobierno de Obama que solicitó mantenerse anónimo (se puede especular razonablemente que el funcionario fue la belicista Consejera de Seguridad Nacional de Obama, Susan Rice), emitió una declaración afirmando que existía “muy poca duda” de que las fuerzas militares del presidente Bachar al Asad habían utilizado armas químicas contra civiles y que una promesa de permitir el acceso al lugar de inspectores de las Naciones Unidas fue “demasiado tardía para ser creíble”. En el mundo más allá de Washington, existen muchas dudas –especialmente sobre la credibilidad del gobierno de EE.UU.– cuando se trata de encontrar pretextos para ir a la guerra. Además, fijar las “armas químicas” como una “línea roja” que obliga a EE.UU. a ir a la guerra es totalmente arbitrario. Hay muchas maneras de matar gente en una guerra civil. Elegir una como detonador para una intervención de EE.UU. sirve primordialmente para dar a los rebeldes una excelente razón para realizar una operación de “bandera falsa” que haga participar a la OTAN en la guerra que están perdiendo. ¿Quién desea o necesita la intervención de EE.UU.? ¿El pueblo estadounidense? ¿Qué ventaja sacará de ser involucrado en otra interminable guerra en Medio Oriente? ¿Pero quién tiene influencia sobre Obama? ¿El pueblo estadounidense? ¿O será más bien “nuestro mejor aliado”, el que está más preocupado de reajustar su vecindario en Medio Oriente? El Primer Ministro Benjamin Netanyahu dijo que “No se puede permitir que esta situación continúe”, expresando una extraordinaria preocupación por civiles sirios “que fueron atacados tan brutalmente con armas de destrucción masiva”. “No hay que permitir que los regímenes más peligrosos del mundo posean las armas más peligrosas del mundo”, agregó Netanyahu. A propósito, existen sondeos que muestran que para gran parte del mundo, el régimen más peligroso del mundo es Israel, al que se permite que posea las armas más peligrosas – armas nucleares. Pero no existe la menor posibilidad de que se aplique a Israel algún día “el tratamiento Kosovo”. DIANA JOHNSTONE es autora de Fools Crusade: Yugoslavia, NATO and Western Delusions. Para contactos; diana.josto@yahoo.fr Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/08/26/us-uses-past-crimes-to-legalize-future-ones/

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